viernes, 22 de septiembre de 2017

Se quejan del adoctrinamiento en Cataluña, mientras lo consienten en Galicia



Son tantos los acontecimientos de la última semana y tan relevantes, que no podría añadir nada que no se haya dicho ya. Hablaba hace dos semanas sobre el problema que tenemos en Cataluña; mi postura ha quedado clara y de lo dicho entonces, es fácil deducir lo que opino sobre lo que está sucediendo ahora. Arden los medios digitales, las cuentas de Twitter y Facebook, y los mensajes de Whatsapp corren con noticias, manifiestos, y compromisos. Nunca había visto tanta actividad y tanto desahogo. Y es que había mucha gente atragantada que por fin ha tosido. No tengo nada nuevo que aportar, como decía, porque la información corre a raudales, pero voy a recordar algo de un pasado reciente, que creo relevante traer hoy aquí. 

No hace falta recordar la importancia que el adoctrinamiento nacionalista ha tenido en la gestación del conflicto que hoy se vive en Cataluña. Décadas lavando cerebros a sus anchas en la enseñanza. Pero esta práctica repugnante también se ha realizado en el País Vasco y, en la última década, en Galicia. Ayer, como una damisela ofendida, el gobierno dijo que iba a poner a la Alta Inspección a trabajar para que informara sobre el modo cómo han utilizado profesores de secundaria y de universidad a sus alumnos, ayer en Barcelona, suspendiendo las clases, y animándoles a participar en las algaradas callejeras. Eran tantos los vídeos de grupos de chicos en horas de clase gritando en las manifestaciones, tantas las pruebas documentales, que el gobierno tuvo que decir pío. Bajo estas líneas tenéis varios ejemplos de cartas y  misivas de estos profesores.





Ahora mirad la primera imagen de este post. He elegido esta porque la tenía en la web de GB, y así  no he tenido que buscar en los archivos, pero guardamos decenas de fotos similares. Alumnos de instituto llevados en horas de clase por su profesora de gallego hasta Santiago para asistir a una  manifestación contra del derecho a elegir lengua. Esta y otras similares en las que se utilizaba a alumnos en horas de clase para "rellenar" y para lavarles el cerebro, son movilizaciones en las que se presentaba a los partidos nacionalistas como los buenos, y a los que no lo somos como unos monstruos, unos fachas que quieren aniquilar la cultura de Galicia, que quieren acabar con la mismísima tierra donde viven. Mirad la simbología en la que se envuelven estos chicos. No imagináis las consignas y los comentarios en los blogs de los centros de enseñanza públicos de Galicia que encontramos, los blogs de los equipos de normalización lingüística eran un pozo sin fondo de manipulación de la Historia, inoculación de odio y cría de nacionalistas. Incluso en uno de ellos podía verse a los estudiantes celebrando actos de promoción del gallego con sus profesores en locales donde se ensalzaba a presos del grupo terrorista Resistencia Galega.

Esto sucedió durante el gobierno del PPdG. Enviamos a la Consellería de Educación cientos de imágenes que mostraban el adoctrinamiento al que eran sometidos los alumnos, con los nombres de los centros de enseñanza responsables. La respuesta consistió en llamarnos censores, y en decir que estas prácticas entraban dentro de la libertad de expresión y de la promoción del gallego. El responsable del bochornoso escrito de respuesta es uno de los personajes más siniestros de la Xunta de Galicia: Jesús Oitavén Barcala, Secretario General Técnico de la Consejería de Educación.

 Muchos años dejando a los nacionalistas actuar a placer, premiándolos y castigando a los que denunciábamos. Ahora quéjense.

Espero que todo lo que está sucediendo sirva para poner a cero el reloj, para volver a la casilla de salida y empezar de nuevo enmendando errores.

Feliz Semana, amigos. No publicaré comentarios. Podréis comentar a través de Facebook, pero si necesitáis hacerme alguna sugerencia o confidencia, escribid un comentario a continuación. No  podré contestaros, pero me llegará. 

1 comentario:

  1. Si cualquier sociedad consideraría intolerable que los niños tengan acceso al tabaco, al alcohol o a los libros de Manoliño Rivas, de ninguna manera se puede permitir que el nacionalismo sea apto para todos los públicos. Si a un joven en proceso de formación lo perviertes con proclamas nacionalistas, lo normal es acabe siendo nacionalista. Y ahí tenemos la prueba en Cataluña, tras cuarenta años de cesiones en materias educativas a la Generalidad, ahora vemos los resultados. Cuando uno se pone delante del televisor ve una sociedad enferma, atosigada con consignas descabelladas desde el púlpito del nacionalismo, que ve normal que se manipule a los niños y se les introduzca en temas de mayores. Es posible que la mayoría silenciosa, silenciada por los déspotas del derecho a decidir, no comulgue con las ruedas pinchadas de los coches de la Guardia Civil. ¡Viva la Guardia Civil! Y todo esto pasa, mayormente en las comunidades bilingües, porque la educación ha caído en manos de personas que consideran a sus alumnos simples herramientas con las que luchar para conseguir sus fines. El problema no son las autonomías, aunque si se acabara con ellas tampoco perderíamos gran cosa, el problema es una educación adaptada al terruño y manipulada por una casta profesoral que no está sujeta a ninguna traba. El problema es la educación, sí. Y tardaremos mucho, muchísimo tiempo en revertir la actual situación, si un día tenemos la intención de hacerlo, cosa que dudo. Pero tenemos otro problema mayor, que tendría una solución inmediata, los medios de comunicación al servicio de la causa y con el claro objetivo de colocar a la comunidad de turno en contra de España, verbigracia, TV3. La televisión catalana, la que siembra el odio contra el resto de España, podría cerrarse de un día para otro. Y que nadie se piense que se puede solucionar el tema catalán permitiendo que la emisora del odio siga emitiendo. Sirva como ejemplo la periodista, por decir algo, Mónica Terribas, que en la emisora de radio con más seguimiento en la comunidad sediciosa de Cataluña, pidió a sus oyentes que informaran acerca de los movimientos de la Guardia Civil. ¡Viva la Guardia Civil! Y aún no ha sido llamada a declarar. Yo no pido la cárcel para la señora, perdón por lo de señora, Terribas, pero sí que sea multada por insurrecta e inhabilitada de por vida. De no ser así, si no hay vencedores y vencidos en el proceso catalán, la herida se cerrará en falso y más pronto que tarde volveremos a las andadas. Que no se preocupen los agoreros de que el castigo contra los golpistas creará más independentistas, que lo dudo, pero a todos los que llevan gritando contra España desde hace años, este último estertor de desesperación antiespañola, no puede salirle gratis. No debe salirle gratis. Más que nada por si queremos que España continúe siendo un país digno de tal nombre. No podemos ni debemos pasar por alto ninguna afrenta y esperemos que la justicia salde cuentas con todos aquellos que nos han injuriado. Y es que a mí lo que me resulta moralmente intolerable es antes que los secesionistas sean derrotados, miembros del ejecutivo español estén tratando de salvarles los muebles; se equivocan los que pretender curar el cáncer del secesionismo con paños calientes de financiación y más autogobierno. Es justo lo contrario, cuando en una comunidad autónoma cobra vida lo irracional, cuando surge un sentimiento político racista, va siendo hora que alguien les pare los pies, con la ley en la mano. En esta búsqueda constante de la verdad resulta intolerable ver a nuestros dirigentes diciendo mentiras. Dice el señor Rajoy que el 1 - 0 no habrá referéndum. Pues no estoy muy seguro de haberlo entendido. Si todos los días vemos al Presidente de la Generalidad diciendo que si lo habrá, ¿no sería mejor meterlo en la cárcel - por anunciar que va a cometer una ilegalidad - que perder el tiempo diciendo cosas que no estás seguro de poder cumplir? Y menos si envías a las fuerzas del orden a Cataluña atadas de pies y manos, como por ejemplo a la Guardia Civil. ¡Viva la Guardia Civil!

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