sábado, 29 de septiembre de 2012

¿En qué cree el señor Feijoo?



Xesús Vázquez, á dereita de perfil, xunto a empresarios onte no hotel Pazo de Lestrove.    - FOTO: Antonio Hernández
Xesús Vázquez, á dereita de perfil, xunto a empresarios onte no hotel Pazo de Lestrove. - FOTO: Antonio Hernández

Hace ya bastantes años, cuando estaba en mi último año de carrera, tuve un novio holandés. Era una persona maravillosa que había conocido y del que me había enamoriscado en Inglaterra cuando tenía dieciséis años. Siete años más tarde vino a verme a Galicia y empezamos una relación que duró dos años, hasta que la distancia y las circunstancias personales la volvieron imposible. Su vida profesional lo llevó a Hong Kong y Singapur. Después, años más tarde, se casó y tuvo dos hijas y ahora vive en Shangai, desde donde dirige una rama de la multinacional que puso en marcha junto con tres amigos.

 Cuando yo le conocí pertenecía a una de esas familias que forman la élite de los países, los hijos de los dirigentes y de los mega-empresarios, educados en colegios exclusivos, que después suelen ocupar un lugar similar al de sus padres en la sociedad europea. Sin embargo, ni él ni su círculo de amistades eran personas que pudiera calificar de "estirados", a pesar de que algunos vivían en castillos, tenían en el garaje de casa un Rolls y unos cuantos coches exclusivos más, viajaban en jet privado, y alguno ostentaba títulos nobiliarios que cualquier nuevo rico se moriría por poder comprar. Era una gente sencilla y acogedora, aunque también muy delicada en el trato. Mi entonces novio no sólo era bello por dentro y por fuera, sino que era la persona más elegante en sus modales que yo había conocido. Una tarde, en una de mis vistas a Holanda, tuve que ir a Club en el que se reunía con sus amigos una vez al mes. Aunque se trataba de reuniones sólo para chicos, le pedí al portero que me permitiera entrar porque tenía que darle un recado urgente de su madre. Cuando estuve dentro me quedé asombrada. Creo que él era el único que no estaba borracho como una cuba. Todos vestían una camisa "blanca", igual corbata con el anagrama del club y una americana de color imposible. Todas las prendas estaban en un estado de suciedad indescriptible; después supe que las normas les impedían lavarlas hasta que se acababa la temporada, que duraba todo el invierno. Decían palabrotas, que en holandés suenan especialmente mal, se reían a carcajadas se daban empujones y bailaban subidos a las mesas. Por lo visto, aquello era un desahogo que necesitaban para sobrellevar su estresada vida de delfines de la élite centroeuropea. La verdad es que no se metían con nadie, pero aquello me hizo preguntarme  si los personajes reales eran los que había visto aquella tarde o los hipercorrectos que había conocido; no supe discernir en qué papel se encontraban realmente más a gusto. 

Al ver hoy en la prensa  el triste espectáculo del señor Feijoo diciendo bobadas en un acto que tuvo lugar ayer me pregunté algo parecido. ¿Cuál es el verdadero pensamiento de este Presidente de la Xunta? Tiene un discurso tan diferente según donde se encuentra que uno ya no sabe qué es lo que realmente piensa y en qué cree, si es que cree en algo. Las frases tipo, Galicia una región de España, que utiliza en los medios nacionales, dan paso a afirmaciones como las que hizo ayer en una reunión con los del Foro Enrique Peinador, un grupo que propugna la "galleguización" de las empresas gallegas y que, cómo no, recibe las subvenciones de rigor del bolsillo de todos nosotros. 

Os dejo las palabras de Feijoo; no hace falta que os las comente, tienen un trasfondo tan antidemocrático, son de un nacionalismo tan cutre, y son tan incoherentes y si se me permite, ridículas, que os las transcribo tal cual. 


Feijóo sostiene que la "galleguidad" y el "idioma" engrandecen a las empresas


En galego vende máis


Alberto Núñez Feijóo, ha aprovechado su intervención en una reunión del Foro Enrique Peinador para realizar un alegato a favor del "galleguismo" y de la necesidad de "ser galleguista" para actuar "en la democracia gallega", algo que ha equiparado con el "requisito básico" de "ser demócrata" para "actuar en democracia".


"Como la transición española consiste en que la democracia sea el valor compartido por todos, la transición gallega consistirá en que el galleguismo sea adquirido por todos los gallegos. 


"tanto la "galleguidad" como el "idioma" engrandecen a las compañías de la comunidad.En este sentido, ha mostrado su desacuerdo con la idea del "empresario apátrida como signo inevitable" de los tiempos que corren, pues, a su juicio, "globalización" no es sinónimo de "desnaturalización". 


"Las empresas tienen identidad territorial"La identidad gallega de nuestras empresas no supone ningún hándicap para su expansión porque "lejos de empequeñecer, la galleguidad engrandece. Y el idioma también.


Finalmente, el presidente de la Xunta ha concluido su intervención en la reunión del foro con una alusión a las palabras con las que Castelao defendió el idioma gallego ante el Parlamento de la República.


martes, 25 de septiembre de 2012

Destroleando que es gerundio


En la anterior entrada os enlazaba un artículo publicado en El País en el que comentaba que voy a asistir a los mítines de todos los partidos; de todos los que tengan posibilidades de obtener representación y, eso sí,  prescindiendo de los radicales que apoyan abiertamente el delito y la violencia, que una cosa es la curiosidad y otra el masoquismo. A pesar de haber aclarado en el artículo lo que había que aclarar, surgieron los rumores de turno, de manera que el viernes pasado envié esta carta a El Mundo porque había publicado una información que daba lugar a equívocos. Les pedí que se publicara el domingo y así lo hicieron. No suelo publicar entradas tan seguidas pero quería copiaros la carta aquí porque no salió en digital.
Serán de nuevo as meigas pero ayer vi en el mismo diario una información proporcionada por la Consellería de Educación con las trolas de rigor sobre lo bien que lo han hecho en Galicia. No contaban con que ayer por la tarde me iba a llamar una periodista de El Mundo para hablar conmigo sobre una iniciativa del ministro Wert y  aproveché para contar la verdad del asunto en una breve pero contundente frase. Lo publicaron hoy. Yo, desde luego, no me voy a cansar de contar la verdad. Sin más os dejo la carta del domingo. Un abrazo a todos.

Sr Director.

Me gustaría aclarar una información publicada el domingo pasado en este diario. Llevo cinco años disfrutando la tarea de presidir una asociación independiente. Cada vez que se aproximan unas elecciones veo cómo se nos intenta vincular a este o aquel partido y a veces a dos a un tiempo. Es un tanto molesto y tedioso pero, tras la resaca electoral, nuestra independencia vuelve a quedar patente. La información publicada sobre mi asistencia al acto del partido de Mario Conde ha dado lugar, una vez más, a especulaciones. Incluso he recibido la llamada de algunos medios que daban por hecho que figuraría en sus listas. Es cierto que estuve en el acto del SCD, también lo es que acudiré a los de otros partidos. Me parece positivo escuchar “en directo” las propuestas que en materia lingüística exponen los candidatos a presidir la Xunta. En cuanto a mi inclusión en cualquier lista, les diré que, tal vez tengan razón quienes me dicen que sería más efectivo dar ese paso, intentar arreglar las cosas desde “dentro” pero, en este momento, me encuentro muy a gusto con mi trabajo como profesora y con mi labor en Galicia Bilingüe. Nunca he pedido el voto para ningún partido, me parecería una falta de respeto hacia nuestros socios, cuya adscripción ideológica, en su mayoría, desconozco y que son personas libres y capaces de decidir por sí mismas. Sí conozco a algunos que militan en partidos y en ellos defienden nuestras propuestas. Unos están en UPyD, unos pocos optimistas en el PSdG, y sé que hay socios que han abandonado el PPdG para engrosar las listas del partido de Mario Conde. Dicen que se sienten traicionados, y en gran medida por la cuestión lingüística. Para ellos y para otros ciudadanos, sobre todo para los que tenemos hijos, resulta descorazonador comprobar que la libertad para elegir lengua en la enseñanza prometida por el señor Feijoo nunca llegó, que la Xunta sigue vistiendo un incomprensible monolingüismo, que de las ayudas públicas para cultura y otros ámbitos siguen estando excluidos quienes usan el español, o que los graves casos de adoctrinamiento en la enseñanza que trasladamos a la Xunta acaban en los juzgados porque nuestras autoridades prefieren hacer oídos sordos antes que molestar a ciertos sectores nacionalistas.


sábado, 22 de septiembre de 2012

De elecciones y de lecciones



Esta semana ha sido agotadora pero muy interesante. El miércoles anterior  había enviado un artículo a El País; en él hablaba de algo que voy a hacer durante esta campaña electoral. Prefería decirlo con antelación para que no hubiera interpretaciones erróneas. Lo publicaron  el miércoles de esta semana, pero como lo que iba a hacer ya empecé a hacerlo el sábado, comenzaron las especulaciones y, como consecuencia, el trabajo "extra" para mí. Como un cesto de cerezas, una cosa iba enganchando a otra. Sin embargo, ha sido positivo y me lo he pasado muy bien. Os dejo los dos artículos que me publicaron el miércoles. Espero que os gusten.

Lea mis labios señor Feijóo    Faro de Vigo. Opinión 18-9-2012

Antes de ganar las elecciones de 2009, durante una de tantas ocasiones en las que los dirigentes del PPdG nos aparecían en los actos organizados por Galicia Bilingüe, el entonces candidato, señor Feijóo, me comentó, no sé si en broma o en serio: " A ver cuando me enseñas inglés"...

Lea mis labios señor Feijoo

Me voy de mítines   El País. Opinión 18-9 2012

Voy a recuperar una actividad que practicaba antes de haberme metido en esta lucha por la libertad de elección de lengua, algo que hacía hasta que empezaron a adjudicarme las siglas de uno u otro partido, no ya por asistir a sus actos, sino porque ellos asistieran a los de Galicia Bilingüe (GB). Movida más por un interés en hacer Sociología amateur que por llevar a cabo un análisis político, solía acercarme a los mítines de diversos partidos ...






viernes, 14 de septiembre de 2012

¿De verdad que te nos vas Bieitiño?




Nunca he sido rencorosa, y no lo digo por darme jabón, porque me parece que una dosis mesurada de rencor es muy útil en la vida. A las personas que no se han portado bien conmigo suelo perdonarlas, y si el daño es muy grande, simplemente las ignoro. A los de la faena intermitente intento tratarlos bien y casi siempre acaban por sucumbir al fair play. Tuve durante años un vecino que dedicaba su vida a fastidiar al que se le ponía a tiro. A mí me tocaron unos cuantos balazos, pero nunca fui capaz de devolverle lo que, probablemente, se merecía y eso me hacía sentir mal; creo es un signo de debilidad por mi parte. Sin embargo, me resulta más difícil perdonar a quien le hace daño a quienes quiero; eso sí me cuesta más perdonarlo, en realidad no es que me cueste, es que me resulta imposible. En este momento tengo a uno en el punto de mira, al que espero dar su merecido si la cosa no se tuerce. Será mi primera y espero que única venganza en la vida. Hasta ahora sólo me he permitido un pequeño desahogo hace años, pero fue tan nimio y fugaz que ni siquiera merece ser calificado como venganza y, además, me arrepentí bastante después de haberlo hecho. Se trataba de un chico que le había roto el corazón con malas artes a una persona que quiero mucho. Me lo encontré una noche en un pub abarrotado y le clavé un tacón de aguja en el pie con todas mis fuerzas. Ya sé que estuvo mal pero no me pude reprimir. 

Esto que os cuento ha venido a mi memoria ayer, cuando me enteré de que nuestro querido Bieito Lobeira abandona el Parlamento de Galicia. Por si no lo conocéis, os diré que es el martillo de herejes de la UPG (rama heavy del BNG). Lleva un montón de años en el Parlamento azotando con su lengua de látigo a quienes osan cuestionar su dogma lingüístico. Si alguien habla en español en el parlamento, él se encarga de organizar el desplante, llevando tras de sí a sus compañeros de escaño que abandonan el hemiciclo como buenos y obedientes xenófobos. Cualquier propuesta disparatada que se os pueda ocurrir para machacar los derechos lingüísticos de los castellano hablantes, ya ha asomado antes a su imaginación y la ha llevado a la práctica. En este enlace podéis encontrar muchas de sus intervenciones; hay de todo, desde preguntas parlamentarias sobre una palabra en español que ha detectado en una señal de tráfico, hasta propuestas para prohibir el etiquetado de marcas de leche de Galicia en español, porque según él, una tarea llevada a cabo en el campo y por gentes del campo de Galicia que hablan gallego, no puede acabar en un envase con la lengua de Castilla. En una ocasión compartió plató con Jose Manuel en un debate. Fuera de cámara dio rienda suelta a sus fobias llegando incluso al insulto, José llegó a casa muerto de risa porque le llamo facha. Y es que la cosa tiene bemoles; un señor que defiende el totalitarismo en el aspecto lingüístico y en otros, alguien que defiende un modelo de sociedad que de ponerse en práctica conllevaría nuestra expulsión automática, no ya de la Unión Europea sino incluso del Consejo de Europa, llamándole facha a un demócrata... 

Pero, ¿Qué queréis que os diga?; ayer sentí una pequeña dosis de nostalgia al enterarme de que no repetirá como parlamentario. Nos perderemos muchas risas y momentos casi tiernos, como cuando reconoció que a veces usaba métodos extremos, que dejar con la palabra en la boca a los oradores por no hablar gallego había estado mal, pero que había que valorar el buen resultado obtenido: nadie en el PP  se atrevió a volver a hablar en español en la cámara. Y es que en el PP, aunque pueda parecer increíble, le tenían pánico. Sé de buena tinta que cada vez que requería la presencia de un Conselleiro o un Secretario General, estos se hacían pis de miedo. A mí me habría divertido muchísimo hacerle frente, pero ya se sabe, en el PP tienen esos complejos. En fin, pero de todas la imágenes tiernas que guardaré en mi memoria la mejor fue la de la presentación de la plataforma Queremos Galego. Allí estaba Bieito Lobeira, sosteniendo entre sus manos un corazoncito medio rosa medio azul con el que simbolizaba su amor a la lengua. Era como ver a Shrek con esmoquin o a Freddy Crugger cantándole una nana a un bebé.

Bietiño, botareite de menos. No teu favor teño que dicir que nunca defendiches algo no que non crés, e iso, tal e como están as cousas, xa é algo. -Agardo que a túa ausencia non se deba a nada grave. Boa sorte.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Desolada en el Gaiás
















Aunque en anteriores ocasiones os haya mostrado mi desagrado hacia algunas expresiones de arte contemporáneo, no todo me disgusta. He visitado algunos edificios y viviendas que me agradan y que me parecen armoniosas, aunque para vivir yo me sienta más a gusto en una casa mezcla de Jane Austen, La Scierie y Casa y Campo. Cada uno es como es. El domingo pasado, en el transcurso de una comida familiar, le pregunté a uno de los asistentes qué opinaba sobre el Gaiás. Sin entrar en otras cuestiones me dijo que el proyecto inicial le había gustado porque integraba los edificios en el paisaje, pero que a él como arquitecto, finalmente el resultado no le convencía.
El caso es que hace unos días  fuimos a visitarlo. Estaba un tanto intrigada por tanto revuelo, sobre todo por lo que leo publicado en El País y en La Voz, que acostumbran a amargarles los  desayunos a los de la Xunta con sus revelaciones sobre despilfarros y fiascos. Los titulares no dejan el mausoleo de Fraga en muy buen lugar:

"Según la revista Time, el Gaiás es uno de los elefantes blancos que muestran el despilfarro de dinero público llevado a cabo en España" "La BBC pone al Gaiás como ejemplo de la burbuja española, lo califica de proyecto extravagante que Galicia no puede permitirse" "El Plan Gaiás de Anxo Lorenzo plagia párrafos enteros de otros informes españoles e internacionales""El tercer edificio del Gaiás tendrá sillas de 333 euros y butacas de 500"
Sobre el número de visitas, la opinión publicada va por un lado y el Conselleiro por otro, como podéis comprobar en estos titulares.

"Al Gaiás no viene ni el Tato", "El Gaiás, desierto también en agosto",  "Ni el Apóstol llena el Gaiás",  "El Conselleiro de Educación: cuando revele la cifra de visitas a la muestra del Gaiás será una bomba".

Por lo que yo pude comprobar, ni el envío masivo de ancianos desde las residencias, ni las visitas de los colegios, ni la contratación de magos, payasos y zancudos a los que ha recurrido la Consellería, logran llenar aquel inmenso vacío. Incluso han organizado un concurso de monopatín eufemísticamente calificado como "escenificación de cultura urbana". La última ocurrencia es llevarse allí el Códice Calixtino. Será que pesa más el prurito del Conselleiro que la comodidad de los visitantes a Santiago, que tendrán que chincharse y trasladarse al Gaiás si lo quieren ver.

Eran las cuatro cuando dejamos el coche a sus anchas en uno de los aparcamientos exteriores sobre un solado que ya lo quisiera para sí más de un salón. Al parecer éramos los únicos visitantes. La primera impresión al salir del coche fue la de haber llegado a una ciudad abandonada de algún planeta bicolor. Subimos una cuesta empinada y a lo lejos vimos los primeros seres humanos, dos albañiles que retocaban el suelo y que amablemente nos indicaron dónde estaba el edificio que albergaba la exposición Galaecia Pétrea. A cierta distancia se veían varios edificios más, una zona verde sin ajardinar, dos esqueletos de edificios y, al fondo, algo parecido a dos enormes guitarras. En la recepción del museo dos conserjes nos eximieron de pagar los 4 euros porque éramos profesores. Les pedí un  plano, más que nada para no perdernos. En cuanto empezamos a recorrer el edificio, cualquier valoración sobre arquitectura quedó eclipsada por el pasmo que sentimos ante aquella inmensidad desnuda, que tenía todos los elementos que un arquitecto te desaconseja si quieres construir sin despilfarrar. Era el espacio construido sin otro fin que el de lucirse a sí mismo. Subimos por las escaleras mecánicas hasta la segunda planta sin ver ni un alma, y dudamos antes de abrir una puerta al estilo de las de las naves industriales. Allí estaban las piezas de la exposición  metidas en unas estructuras de madera de palé lavado, probablemente para no parecer tan desangeladas y en el exilio de su emplazamiento original. Miré hacia atrás para grabar la imagen de la puerta por si había otras que nos pudieran alejar del circuito para conducirnos quizás  a algún inmenso almacén del que no sabríamos cómo salir. No me hacía gracia acabar la tarde teniendo que llamar al 112. El clac de la puerta se oyó de nuevo. Era un vigilante. Me pregunté si algún sensor de calor le habría advertido en su garita de la presencia de vida en la sala. Me dio la impresión de que en cualquier momento iba  a aparecer el niño del triciclo de la película El resplandor. Unos monitores emitían imágenes con un sonido de viento de fondo fffffffff  y una música  mezcla de Zen y galaica. ¿Siempre suena lo mismo? le pregunté al vigilante. Las 24 horas, me dijo, ¿No lo desespera? A veces me entra  sueño, respondió. Salimos del edificio y nos dirigimos al de la biblioteca. Los conserjes nos habían dicho que el destino de los otros aún no estaba claro; también les pregunte qué eran aquellos dos edificios en forma de guitarra. Me explicaron que eran un homenaje del arquitecto a una persona a quien admiraba. Los hay con suerte, pensé, se te ocurre algo como esto y encuentras quien te lo pague... con el dinero de los demás, claro.

En la puerta de la biblioteca, una pareja nos buscó con la mirada, se notaba que querían desahogarse. "Esto es como en Valencia" dijo él; " Una vergüenza y todo vacío", "Y esto lo van a tener ustedes que pagar". Eran los primeros visitantes que veíamos. En la biblioteca nos encontramos a los segundos y últimos, un chico y una chica de veintitantos. Hablaban en voz alta, "joder, joder "decía él, mientras ella le contaba anécdotas y cifras que había leído aquí y allá sobre la biblioteca del Gaiás. Casi todas las estanterías estaban vacías, también los ordenadores sobre unas mesas  de estudio. Ni siquiera había personal de la biblioteca a la vista. Tardamos un buen rato en llegar caminando al aparcamiento, había seis o siete coches, pero no era allí donde habíamos aparcado nosotros, nuestro coche seguía sólo en un lugar inaccesible desde aquel nivel, así que tuvimos que volver sobre nuestros pasos y pasar de nuevo ante todo aquel despilfarro desolado.

El año pasado la Xunta dejó de pagar a proveedores el 30 de septiembre, así consiguió por lo visto maquillar el déficit. Muchos pequeños empresarios se quedaron sin poder cobrar, de manera que algunas de sus empresas están a punto de cerrar. Me pregunto cómo se sentirán si van al Gaiás, la viva imagen del absurdo, algo más propio del capricho de un jeque de Quatar que de un país al borde de la quiebra. No sé si también les propondrán a los alumnos de mi instituto una visita al Gaiás, no sé si a la Xunta, que se afana en ocultar el déficit, le compensa mostrar algo como el Gaiás en toda su desnudez a cambio de aumentar las cifras de visitas. Creo que a mis alumnos el contenido de la exposición no les va a reportar unos conocimientos que valgan la pena el desplazamiento, sobre todo teniendo en cuenta la cantidad de enclaves interesantes que no conocen.  A mi hijo por ahora no lo llevaré. Estos días estoy hablándole del siglo XVI, de su arte y su literatura;  tal vez podría ponerle este vídeo de Anxo Lorenzo con el follonero de La Sexta como ejemplo de lo que es una alegoría, en este caso de por qué nuestro país está como está.

Algunos datos.
Presupuesto inicial: 111 millones
Gasto hasta el momento sin haber construido todos los edificios: 300 millones
Exposición temporal Galicia Pétrea: 1.500.000 euros, 8000 euros diarios.
Gastos de electricidad: 400.000 euros anuales
Gastos de calefacción 228.000 euros anuales
Gasto público anual 5 millones de euros
Comisarios exposición Galicia pétrea: 135.000 euros. Son  cantidades fuera de mercado. El Reina Sofía y similares pagan entre 6 y 9 mil euros.
Última adquisición para rellenar la biblioteca: 43 tomos de El Eco de Santiago 57.200 euros, unas fotografías digitalizadas 88.500 euros. 

Las empresas adjudicatarias han tenido que ser indemnizadas por la sucesivas paralizaciones de las obras. Hasta ahora nadie ha explicado lo que la Xunta pagó por este concepto a las constructoras.





sábado, 1 de septiembre de 2012

El sainete de la Xunta




Y yo que creía que ya nada podía sorprenderme del actual gobierno de la Xunta... yo que me creía curadita de espanto...y aún me quedaba por vivir el sainete de ayer. Así lo calificamos en la nota de prensa que enviamos esta mañana, aunque omitimos algunos detalles que rayaban lo grotesco y que intentaré contaros aquí en este blog que me permite hablar en un tono más coloquial. Y voy a empelear un tono muy coloquial para no desentonar con la situación.

A ver cómo os lo explico. Desde hace dos años, los padres de los niños más pequeñitos, los que tienen 3 años, tienen que rellenar una casilla cuando los matriculan. En ella marcan con una cruz cuál es su lengua materna. Lo que por culpa de la Xunta se hace después en las aulas, es una chapuza de la que ya os hablaré otro día. El caso es que llevamos bastante tiempo pidiendo esos datos para analizarlos, y la Xunta se niega a entregárnoslos. ¿Por qué? pues porque tienen miedo de las conclusiones a las que esos datos nos puedan conducir. En primer lugar porque saben, como sabemos nosotros, que los hablantes de cada lengua están distribuidos en Galicia de tal manera, que resultaría bastante sencillo dejar elegir la lengua vehicular, aquella en la que se estudian las asignaturas. Recuerdo que  hace un par de años, cuando en las emisoras nacionales le preguntaban a Feijoo por qué no había cumplido su promesa electoral de elección de lengua en la enseñanza, él en tono solemne e institucional les soltaba la troliña de que para hacerlo tenía que duplicar centros y profesores. Él se quedaba más ancho que largo, y los oyentes de Murcia, de Cuenca, o de cualquier otro lugar, donde ni saben ni imaginan lo que está pasando aquí, le creían. El otro motivo para pedir esos datos es que así podríamos saber por fin, cuántos niños tienen cada lengua como materna. podríamos conocer por fin cual es la realidad, es decir, cuantos niños tienen cada lengua como materna. Por si no lo sabéis en Galicia hay organismos sostenidos con fondos públicos que se han gastado muchísimo dinero en encuestas que aclaran muy poco. Por qué elaborar con ellas esas estadísticas de fiabilidad limitada...¡cuando tenemos ahí esos datos que son reales y de casi el 100% de los niños de esa edad!

El 14 de febrero lo solicitamos formalmente, como no se vulnera la ley de estadística ni la de protección de datos, ya que los pedíamos por centro y zona pero sin los nombres de niños y padres, la Xunta no pudo respondernos negativamente. Pasaron 6 meses: silencio administrativo positivo. Teníamos derecho, pues, a acceder a esos datos. Como es lógico, no podíamos aparecer un día cualquiera a pedir esa información, así que, les avisamos con cierta antelación El pasado martes les dijimos por escrito de que ayer me presentaría en la Secretaría General Técnica para hace valer nuestro derecho de acceso, y los llamé para comprobar que habían recibido el escrito y para que hubiera un funcionario de cierto rango que se hiciera responsable del asunto, no queríamos "pringar" al administrativo de guardia con una respuesta negativa que podría perjudicarle. Y ahí empezó la fiesta.

Me llaman de la Xunta. Me piden que por favor no vaya a la Secretaría General Técnica, que Don Valentín, el Secretario General de Política lingüística me va a dar los datos personalmente. Qué raro, pensé, si está de vacaciones... nada nada, que adelanta su regreso y que me los da él. Conclusión: que estamos en pre campaña y se asustaron pensando que vamos a montar un sarao. Lo que me extraña es que me citen a las 13.30. Me huele a chamusquina. Les digo que de acuerdo, pero que si no me va a dar lo que hemos pedido, es mejor que siga de vacaciones, porque tendremos que hacer lo que habíamos pensado. A las 13.30 de ayer me presento en el despacho de Valentín y en lugar de los datos, lo que nos han preparado es un informe ad hoc de un folio con los resultados de toda Galicia, ni datos por centro ni pepinillos en vinagre.  Miro el reloj: las 13.40, a las 14.00 dejan de atender al público en la Xunta. Le digo que me voy a la Secretaría General Técnica. Me dice que no vaya, que ya lo llama él para que venga a su despacho. Le digo que no, que voy encantada. Entonces me dice que le devuelva el informe. !Qué risa! solo me iba a dar aquello y ahora se arrepiente. Le echo un rápido vistazo al papel que ya había guardado en la carpeta y compruebo que los datos globales de Galicia arrojan el siguiente resultado:

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