sábado, 27 de julio de 2013

Medalla de Galicia para los vecinos de Angrois















Yo pertenecía a ese porcentaje de soñadores que creen que el ser humano es bueno por naturaleza. Estos últimos años he empezado a dudar de que eso sea así. El haber estado en contacto y tenido acceso a información del lado más oscuro de nuestra sociedad, el del radicalismo y del mundo de la política más descarnada, te cambia la perspectiva. Pero hay que tener siempre presente que, aunque esos sectores manejen muchos hilos, no dejan de ser una minoría en el conjunto de la sociedad. Durante estos días de congoja y angustia por lo sucedido en Santiago, los habitantes de Angrois, los profesionales de la Sanidad, de la seguridad en sentido amplio, los donantes y tantas otras personas, no sólo han ayudado con su generosidad a las víctimas del accidente del tren, sino que nos han ofrecido a todos un consuelo imprescindible  para sobrellevar los tristes sucesos. Nos han permitido pensar que algo bueno se puede extraer de todo este dolor y ha sido un bálsamo el poder constatar que entre la gente, entre los de a pie, entre los nuestros, hay muchas personas buenas. En cuanto a los políticos, me parece que, en general, esta vez  no lo  han hecho mal. Han aparcado sus diferencias durante unas horas y no ha habido declaraciones estridentes ni descarados intentos de obtener réditos de la tragedia. Sin embargo, ahora que  la opinión pública  pasa a la segunda fase, la de reclamar una respuesta que nos explique por qué ha sucedido, tal vez sea el momento de mostrar  unas cuantas  meteduras de pata. Voy a enumerar las que he visto:

Las más criticadas en tertulias, internet y redes sociales, han sido, por una parte, el error del comunicado del Gobierno con un copia y pega que aludía a las víctimas de un terremoto en China. Parece mentira que envíen un texto de esta relevancia sin siquiera haberlo repasado. Pero lo que ha recibido más críticas ha sido el que Feijóo no usara el español para su declaración institucional, una comparecencia esperada y seguida en toda España sobre una tragedia que trascendía el Padornelo y que dejó fallecidos de muchos lugares. De los que han sido identificados, 24 son  gallegos, 35 del resto de España y 11 de otros países. No sé cómo ninguno de sus 95 asesores le advirtió del error, de la falta de tacto y de saber estar. También se han criticado, y creo que con razón, el exceso de sensacionalismo de algunas fotos publicadas, y la lentitud con la que TVE empezó a informar sobre lo sucedido. Pero además de todo esto yo he visto algunas meteduras de pata más

1. Rafael Maluenda, diputado del PP



¡Qué ocasión perdida para estar callado!, Don Rafael, diputado del PP en el Parlamento valenciano! Además, siguiendo su razonamiento, el PPdG, debería sentirse aliviado porque los sucesos taparon las cifras de paro en Galicia, que fue una de las tres CCAA donde no sólo no ha bajado sino que ha subido. 

2. Artur Mas, tras el minuto de silencio en la Plaza de San Jaime: "Lo que tenemos que hacer como autoridades catalanas, dentro de esta fraternidad que siempre intentamos expresar con el resto de pueblos del mundo y también del resto de los pueblos de España, es estar a su lado anímicamente, emotivamente y ponernos a su disposición". 

En fin, si fuera vendedor de cepillos, sacaría el muestrario hasta en los funerales.

3. "Las salas de conciertos y discotecas harán hoy un minuto de silencio por el 21% de IVA"

Tendrán razón pero, podrían haber esperado unos días. Este titular chirriaba en la prensa de hoy junto a las muestras de solidaridad y las concentraciones silenciosas en recuerdo a las víctimas del accidente ferroviario.

4. '"Seguranza de Renfe manda retirar unha bandeira da Galiza nunha concentración polas vítimas na esctación de comboios de Compostela"(La bandeira de Galiza a la que se refieren es la bandera independentista, y "estación de comboios" es la última versión de los nacionalistas para referirse a una estación de tren. Nunca antes había oído llamar así a un estación de tren  excepto en Portugal)

Era la única bandera que había en la concentración, el resto de los congregados iban a lo que iban y se  sintieron lógicamente molestos por la politización del acto. Lo curioso es la explicación que da al diario nacionalista el portador de la bandera: 

 J.P. revolveuse contra a actitude manifestada pola equipa de seguranza e explicou que decidira levar a insignia nacional "para a lucir con máis orgullo que nunca" após seren refutadas as especulacións que se fixeron desde a imprensa ao redor da causa do sinistro "e ter que estar coa cabeza agachada namentres o Goberno español deixaba circular o bulo do atentado".

No sé de qué bulo habla este hombre. En un primer momento hubo que descartar la existencia de un atentado, sobre todo teniendo en cuenta el lugar y la fecha. Miembros de los Tedax se desplazaron hasta el lugar del suceso e incluso estaban allí, trabajando, el día posterior al accidente. Pero lo más incomprensible es que este JP vea la necesidad de sacar la bandera independentista, que él define como "a bandeira de todos os galegos e galegas", para  "afearle" al Gobierno el que hubiera barajado la posibilidad de un atentado.

En fin, amigos, quedémonos con lo bueno, que en este caso, a mi modo de ver, se ve encarnado en  los vecinos de Angrois. Desde aquí propongo que el próximo año se les conceda la medalla de Galicia, por su valiente y generosa ayuda a las víctimas, y por permitirnos seguir soñando con la bondad inherente al ser humano.

Os dejo enlace a unas fotos de calidad, respetuosas e interesantes desde el punto de vista informativo

Flickr Contando estrelas  



sábado, 20 de julio de 2013

Los nuevos Torquemada lo llevan claro


                                                
Llevo tres semanas viviendo en el campo y ya casi he conseguido limpiar cuerpo y mente de estrés y contaminaciones varias. Cuando estoy aquí me someto a una inmersión total, inmersión de la buena. Me levanto muy temprano como mis vecinos, trabajo la tierra como ellos, y cuando puedo, disfruto de largas parrafadas con los que me voy encontrando en la tienda o por los caminos, sobre todo con los ancianos, los más sabios. 

El rural gallego es muy particular, quienes no conocen bien al paisanaje tienen a veces una opinión distorsionada, creen que son desconfiados y peleones. El apelativo de desconfiados es cierto que podría aplicárseles, es un mecanismo de autodefensa, pero habría que destacar  en ellos otros valores dignos de mención. Aunque los litigios entre miembros de la misma aldea por motivos de lindes son muy frecuentes, también es verdad que cuando alguno está en apuros, el resto suele acudir en su ayuda. En los años que llevo viniendo aquí, he comprobado cómo aparcan sus diferencias para buscarle un trabajo a quien se ha quedado sin empleo, y es difícil que a alguien le falte de comer. 

El rural de Galicia es un buen lugar para evadirse del paisaje de crisis y desguace que asola las zonas urbanas. Mientras en la ciudad se te encoge el corazón al contemplar las largas colas ante los comedores sociales y al comprobar cómo cada día echa el cierre una tienda, por el contrario, aquí,  los huertos y los animales domésticos cubren las necesidades más básicas, y los robles, los alcornoques y las pozas del río siguen estando en el mismo lugar reconfortantes e inmutables. No conozco a nadie aquí que tenga  hipoteca. Las casas suelen asentarse en terrenos heredados o cedidos por los padres y se construyen poco a poco con la ayuda de la familia, que a veces acuden en grupo a "echar una placa" o a cubrir un tejado al modo de las comunidades quákeras. En cierto modo es como volver al pasado. Yo estoy a menos de media hora de Vigo, pero ciertas  costumbres  difieren completamente de las de la ciudad, por ejemplo, se casan y tienen hijos mucho más jóvenes, como solían hacerlo nuestros padres, y reconforta ver el respeto con el que suele tratarse a los mayores. 

Otra cosa de la que disfruto mucho aquí es de hablar. En gallego utilizo dos registros diferentes, el oficial, con el que hablo en los debates y con los profes y neofalantes, y el de  aquí, el gallego que yo llamo de verdad y que los nacionalistas, gurús y fabricantes de palabras previo cheque llaman despectivamente "galego deturpado". Le llaman deturpada, es decir, sucia, contaminada, a la lengua que  han conservado los abuelos en las aldeas, hay que ser botarate. Es lógico que se creen gramáticas y palabras para suplir  las carencias de una lengua tradicionalmente utilizada por personas del campo y de la mar y por ello con un léxico rico pero adaptado a ese mundo, pero lo que resulta absurdo es cambiar las palabras que designan conceptos y objetos del día a día, desde el modo de llamar a la carretera, hasta la palabra que usamos para dar las gracias. Eso sólo se les ocurre a los que obtienen beneficios del lobby de la normalización que, además, disfrutan de lo lindo dando rienda suelta a su adicción y hobby favorito: imponer. 

Pues eso, yo aquí  me convierto  en una "deturpadora" vocacional. Deturpo  todo el día con alegría y con recochineo, procuro que no se me escape ningún palabro e intento enriquecer mi fonética en gallego con la suya, mucho más variada que la de los habladores oficiales, con su gallego de laboratorio, que será muy rico en léxico  pero tan pobre en sonidos, que en lugar de gallego parece una neolengua de plástico.

Me hace gracia cuando oigo a algún nacionalista decir que los gallego hablantes, por el mero hecho de serlo, defienden sus tesis. O no los conocen, o sencillamente mienten. Es más, a veces tengo la impresión  de que es en el campo donde el sentimiento de ser español y gallego a la vez es más genuino. Me divierte ver cómo a nuestros Torquemada les sale el tiro por la culata al querer imponer sus tesis. Recuerdo cuando en 2008 se les ocurrió prohibir que sonara el himno español en el momento de la consagración, en la misa de las fiestas patronales. Pretendían que se cambiara por el himno gallego. Y se armó la tremolina. Al menos aquí, se armó.  Aquel año no hubo himno, ni uno ni otro. La gente dijo que no era lo mismo, que no se emocionaban igual.  No tenían nada en contra del himno de los rumorosos, pero es que el otro es el de toda la vida. Igual suerte corrió el intento de suprimir las banderitas españolas que adornan las iglesias y el recinto de las fiestas. Nones, intercalan las dos. En cuanto a esa memez de obligar a las orquestas a interpretar un porcentaje de  su repertorio en gallego y de limitar los pasodobles, una campaña que el PPdG retomó el año pasado (faltaría más), dormirá el sueño de los justos en algún cajón oficial. Hasta hace poco lo que molaba aquí eran las rancheras, sobre todo las de Rocío Durcal, y ahora lo que prefieren son las orquestas tipo Panorama, con música actual, la de los 40 principales, que se escucha tanto en Rianxo como en Medina de Río Seco. Los nuevos Torquemada lo llevan claro. Mis paisanos de verano seguirán siendo unos deturpadores, de la lengua y de la Galiza con z, o sea de la nazón.  Y yo que lo vea.

Hacia unas fiestas más identitarias  2008 presentación de la campaña Mil festas mais para a lingua galega con el bipartito
Mil festas mais para a lingua galega 2013 con Valentin García




martes, 16 de julio de 2013

El mirlo del jardín




Os decía el sábado que estábamos pendientes de un mirlo que tenemos en el jardín. Pero no os dije por qué. ¡Mala conciencia!. Mi perrita estaba rondando un arbusto de aucuba que tengo junto a una mata de hortensias. Ladraba y metía la cabeza en el arbusto pisoteándome las hortensias en cada incursión. Pensé que había una serpiente, de esas que aparecen a veces en la finca y que miden más de un metro, así que, para evitar que le hicieran daño a ella y ella a mis hortensias, cogí un escoba y agité con ella el arbusto. Un pajarito negro que me pareció un mirlo salió despavorido del interior de la planta entre graznidos de espanto. Aparté las hojas, y allí estaba un pequeño nido, el nido postmoderno del que os hablé el sábado. Dentro del nido dos huevecillos azules como los de esta foto que he encontrado en internet.



Al atardecer, mi hijo pequeño y yo nos preguntábamos si la mama mirlo habría abandonado el nido por mi culpa. Éramos incapaces de esquivar la intriga, de modo que nos acercamos con sigilo al arbusto, y escudriñamos a cierta distancia el interior hasta que conseguimos ver  el nido a través de las ramas. Nos pareció que estaba vacío. ¡Pobriños! decía Alfonso -se van a morir dentro de la cáscara-. Me acerqué más hasta casi rozar las hojas con mi cara. ¡Y de nuevo salió volando la señora mirlo, esta vez graznando con verdadero terror! Ahora no sabemos si volverá, si habrá pensado que soy una depredadora de nidos y que aquel apartamento está maldito sin remedio. Nos hemos propuesto no volver a rondar la aucuba. Hemos buscado información en internet. Los mirlos incuban durante unos 14 días, ese es el plazo que nos hemos fijado. Si a partir de entonces oímos a los pequeñines, será que la cosa ha salido bien, crecerán, abandonarán el nido y algún día cantarán como el mirlo de este vídeo. Crucemos los dedos, ya os contaré. (En la primera imagen tenéis la dichosa aucuba y las hortensias un tanto chafadas por las patolas de mi perrita)




sábado, 13 de julio de 2013

Terrorismo y deshonor





Estos días hemos estado pendientes de un mirlo que ha anidado en el jardín. Le ha fabricado a sus crías un nido bastante post-moderno, porque, además de ramitas y barro, le ha acoplado un trozo de espuma que, seguramente, encontró en algún vertedero. La verdad es que estéticamente no me parece que haya acertado, pero la casa es suya, así que él sabrá. Mientras el mirlo utiliza su nido para incubar, yo estoy arreglando el mío. Siempre hago algo así en verano. En esta ocasión me ha dado por volver a pintar el pasillo, llevo toda la mañana dándole a la brocha y al pincel, y ya estoy un poco cansada, así que voy a hacer un alto para escribiros.

Tenía en mente hablaros de algo que se publicó esta semana, una de esas cosas de trapisonda que denuncian los talibanciños galaicos, y que yo amplié por mi cuenta para poder contárroslo con más chicha, pero al encender el ordenador le he dado un repaso a la prensa y me topado con una foto de Miguel Ángel Blanco, de cuyo asesinato se cumplen dieciséis años. Me da la impresión de que la mayoría de los españoles podríamos decir qué estábamos haciendo cuando lo mataron esos desalmados de ETA. Yo viajaba con unos amigos desde Vigo hacia Monforte. Recuerdo que estábamos pendientes de la radio con el corazón encogido; yo tenía la impresión de que los ocupantes de los coches con los que nos íbamos cruzando también estaban siguiendo las noticas. De pronto un coche se salió de la carretera y quedó pendiendo de las ruedas traseras sobre un barranco. Pararon muchos coches, alguien sacó una cuerda  y al momento se formó una cadena humana que logró rescatarlo del peligro. Fue un momento de emoción intensa, algunos aplaudían, otros se abrazaban a los ocupantes del coche, que salían aturdidos y aliviados. Estoy convencida de que los sentimientos no habrían estado tan a flor de piel si se hubiera tratado de cualquier otro día. Ahora, años más tarde, siento pena al pensar cómo ha evolucionado todo. Los asesinos y quienes los apoyan están ocupando y ensuciando nuestras instituciones. Una vergüenza para todos y un baldón en el historial del partido de Miguel Ángel Blanco. 

Supongo que habrá gente buena que cree que es lo mejor, pasar página para evitar otras muertes. Yo no lo veo así, y no creo que se conformen con lo que les hemos dado para que dejen de matar. Siempre querrán más. Lo mismo sucederá en Cataluña si finalmente consiguen romper una de las naciones más antiguas del mundo. Seguirán batallando para lograr hacer realidad la quimera de los Països Catalans al completo (su Lebensraum), y habrá más chantajes. No olvidemos el territorio estratégico para nuestra economía que ocupan a la hora de comunicarnos con el resto de Europa por vía terrestre. 

Esto que os digo no sé cuántos seguidores de Galicia Bilingüe lo comparten, esto son cosas mías que comparto yo con vosotros, pero también es verdad que en Galicia se está cediendo ante el nacionalismo que, a su vez,  contiene sus dosis de permisividad ante la violencia y la coacción. Estos días el BNG, Anova, e incluso EU, se han negado a condenar la violencia de Resistencia Galega. Pero el gobierno del PP también tiene su parte de culpa, entre otros motivos porque ampara la apología de la violencia que se lleva a cabo en algunos ámbitos académicos. Algún día os contaré un bochornoso episodio protagonizado en ese sentido por la Consellería de Educación, pero hoy os dejo este vídeo. La agrupación llamada Redes Escralata encabezada por Ferrín, el último presidente de la Real Academia Gallega, le ha entregado su premio anual a un blog desde el que se reclama la libertad para un preso independentista acusado ya os imaginéis de qué. El vídeo recoge la entrega del premio, que se desarrolló nada menos que en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Santiago de Compostela. Se le revuelve a uno el alma al escuchar a los intervinientes. Mal camino llevamos, pues,  aquí también. 

Yo soy de las que piensan que cuando los gobiernos de un país pierden la dignidad, cuando una palabra antigua pero tan bella y llena de contenido como la palabra honor, desaparece del vocabulario y del pensamiento de sus gobernantes, ese páis deja de ser digno de ser respetado y se ensucia. Igual que quien vende a un amigo, quien viola, o quien roba una vida  se sabe  manchado y ya nunca lo verán ni se verá como un ser de luz sino de sombras.


sábado, 6 de julio de 2013

Cursos CELGA, otro chiringuito



Lo que a mí me gusta es el invierno. Lo único positivo que me ofrece el verano es el tiempo libre, las sardinas a la brasa con pan de maíz al borde del mar, y poder regar mis flores descalza a las ocho de la mañana. Anoche en Vigo sufrimos la mínima más alta de Galicia: 26,5º. A las cinco de la madrugada me levanté, abrí puertas y ventanas, y me senté en un escalón del porche con una botella fría de agua con gas y mi perrita a mi lado pidiendo mimos. 

Espero poder descansar un poco la próxima semana a pesar de la ola de calor africano, porque estos últimos días no he parado. Están llegando un montón de quejas al correo de GB, pero fue la de una persona en concreto la que trasladamos a la prensa el jueves. Se llama Pedro, es técnico superior en diseño industrial y está en paro desde hace dos años. El lunes debería haber empezado un curso de informática para desempleados en el que estaba muy interesado pero, aunque superó las pruebas de selección, lo rechazaron porque no tiene el CELGA 3, un  curso de gallego que exigen desde marzo. Aunque él ya ha perdido el curso, nos va a ayudar a recurrir esa nueva y absurda normativa, que sólo sirve para darles trabajo a los licenciados en Filología Gallega, que son quienes imparten esos cursos. Ya veis, lo importante no es que un parado mejore su formación para que pueda tener más posibilidades de encontrar un trabajo, sino que las vocaciones de la religión de la causa encuentren una motivación para acudir al seminario, es decir, a la Facultad de Filología. Para cualquier religión, los sacerdotes, las vestales, son imprescindibles. Lo que nos estamos gastando en evitar la sangría de matriculación en dicha Facultad no es moco de pavo. Hace un mes 400.000 euros para colocarlos como asesores lingüísticos en los ayuntamientos, y se multiplican las partidas para pagar a los filólogos que imparten el CELGA, que ahora te lo piden para todo. El martes nos escribió un cocinero al que, por lo visto, han excluido de las listas de trabajo de la Xunta porque no lo tenía. Qué país. 

Con estas cosas en la cabeza comprenderéis cuánto me costó acudir ese mismo jueves a un debate en la Televisión de La Voz de Galicia con una de las personas que más tiempo dedican a promover la imposición del gallego. Cuando me invitaron me mentalicé para el mal trago de tener que compartir espacio y oxígeno con un radical de este tipo: es como ir al dentista para que te practiquen una endodoncia, resulta desagradable, pero tras cada sesión, estás más cerca que la pieza enferma deje de molestar. Al final os he puesto enlace al vídeo del debate, por si os apetece ver cómo se desenvuelve este hombre para darles a sus seguidores una ración de lo que por lo visto más les gusta. Yo hablé para otro tipo de personas. 

En alguna ocasión os habéis preguntado en los comentarios de este blog de qué vive este señor. En un momento del debate lo comenté: es liberado sindical de la CIG, el sindicato nacionalista que en el artículo 1 de sus estatutos sostiene que habría que acabar con la oficialidad del español en Galicia. Ya veis, por lo que se ve, defender la imposición del gallego se considera "labor sindical". Eso sí, su puesto de trabajo como profesor de gallego lo cubrirá otro filólogo, supongo.