sábado, 17 de agosto de 2013

"Pensión Los mirlos"



Esta semana me tomo vacaciones "blogueiras". Mañana tengo muchos invitados, cada verano nos reunimos los descendientes de mi bisabuelo Antonio en casa de uno de nosotros y este año me toca a mí, así que hoy voy a estar preparando mesas en el jardín, adornos, juegos para los niños y todo lo demás para que podamos pasar un día agradable, y con tanto ajetreo  no puedo escribiros con calma mi post de los sábados. Esta semana podéis enviar algún comentario a las otras entradas si os apetece, que los seguiré publicando, y el próximo sábado os hablaré de cosas que están pasando y pondré algunas fotos de una pequeña escapada que hemos hecho José Manuel y yo. A algunos de vosotros os gustará.

Hace unos días publiqué una breve entrada en la que os hablaba de un nido de mirlos que estaba intentado salvar en mi jardín. Aunque ese tipo de posts no soléis comentarlos, recibió más visitas de las que yo esperaba, así que, por si alguno se ha quedado intrigado con el final de la historia, os lo resumo. Los mirlitos tuvieron el peor final posible, no entraré en detalles porque me pasé un buen rato a moco tendido y no quiero volver a empezar. Ya no tiene remedio, pero hay que ser positivos y procurar convertir lo malo en bueno. Esto es lo que se me ocurrió para intentar compensar a mis amigos los pajaritos: una casa para ofrecrles comida en cualquier estación a los que eligen mi jardín para construir su hogar. Encontré en Casaplanta esta casita azul, la he colgado de un árbol y le he puesto un cartel: "Pensión Los mirlos". Espero que les guste y que hagan un buen uso de ella. Hasta la semana que viene amigos. Un abrazo a todos.   







4 comentarios:

  1. ¡Vaya lujo! No había visto viviendas tan buenas para pájaros desde un día que subí a los montes de Bayona. ;-)

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  2. Gloria, solamente desearte unos buenos y merecidos días de descanso. Pronto tendrás que estar en la trinchera. Recarga las pilas que las necesitarás. Desde el Bierzo un abrazo solidario.

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  3. ¿Pajaritos? No. ¡Pajarracos!

    Llega el verano y los sufridos expatriados volvemos a la tierra a encontrarnos con los nuestros (aunque como te descuides te encuentras con “ellos”. Hasta en las mejores familias cuando menos te lo esperas te aparece uno del Bloque). Volvemos para disfrutar de nuestra excelsa cocina (a la que algunos siguen llamando mediterránea, cuando estamos casi más cerca del Mar del Norte que de Almería) y volvemos - sobre todo - para disfrutar de nuestras legendarias playas.
    Un día cualquiera, coges el coche en Bayona, pagas religiosamente el peaje de la autopista, y después de una hora conduciendo llegas a Barra, donde no tienes otra que pagar por el aparcamiento. Con los trastos al hombro bajas por el pinar para llegar al mejor arenal gallego. ¿He dicho el mejor ………? Depende. Con un poco de mala suerte tu vecino de sombrilla es amante de los perros, lo cual no está nada mal, pero si a eso sumamos que es amante de fastidiarle un día de playa al prójimo y a los pacíficos bañistas, la cosa se complica. Es inútil que le digas que ¡por favor! tenga el perro atado, que si a las cuatro de la tarde, en plena siesta te despierta el animal - el perro, quiero decir - con sus ladridos que le ponga un bozal, que si quiere que se bañe el perro que lo haga en casa. No hay forma. Con suerte, la respuesta es: ¡Que si quieres arroz, Catalina!
    Has circunvalado la Ría de Vigo de punta a punta para pasar un fabuloso día de playa y unos insolentes te lo estropean.
    Vienes al mítico “far west” galaico, cada día más lejano y cada día peor comunicado, (¡¡¡Resiste!!! Peinador) con una imperiosa necesidad de descanso y una pareja - de ¿nacionalistas? o de lo que sea - te lo fastidia. Y no digo que te lo jode, porque uno es muy fino. A veces.

    Les voy a ser Franco, perdón, quiero decir que les voy a ser franco; siento un odio eterno por la gente que es incapaz de respetar las más elementales normas de convivencia. Hasta donde uno alcanza está prohibido ir con mascotas a las playas. De poder hacerlo, habría que llevarlas permanentemente atadas. Y lo que ya no se le ocurre ni al que asó la manteca es meter un perro en el agua, donde se están bañando decenas de personas. Pues no se lo van a creer, hay personas - por llamarle algo - que lo hacen.
    Los paladines de la integración del can en un entorno humano deberían saber que primero están las personas y luego sus mascotas.

    ¿Dónde está la felicidad vacacional?
    Nuestra bonanza estival la podemos encontrar en un lugar donde no se escuche la radio del régimen, donde no haya perros correteando a tu alrededor, donde los niños de los otros - los peores - no te incordien y donde, por lo menos, haya ceniceros, ya que es imposible - de momento - que en un espacio abierto dejen los fumadores su horrible vicio.

    Pero, ¿existe ese lugar?

    Yo, Julio Molet, lo sigo buscando.

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    1. Sr. Julio Molet suscribiendo una de sus frases "siento un odio eterno por la gente que es incapaz de respetar las más elementales normas de convivencia." tiene que comenzar a poner en practica lo que predica. Segun la RAE CONVIVIR es "Vivir en compañía de otro u otros", no especifica si se trata de seres humanos, animales, etc, solo dice unos con otros, así que apliquese la norma.
      Soy la persona mas respetuosa que puede haber, con respecto a quienes personas como usted, no le gustan los animales, pero una cosa es respetar, y otra muy diferente es admitir la estupidez humana. Si exigimos respeto tenemos que comenzar por respetar los derechos de aquellos que no comparten nuestras ideas.
      Tengo dos perros, y jamás se me ocurriria permitirles que corran en una playa abarrotada de gente por encima de sus toallas, o que se pongan a ladrar seguido, porque entiendo que molestan, así que si decido llevarlos a cualquier playa da igual la que sea, procuraré que se mantengan sentados a mi lado donde menos molesten, y soy yo la primera que si por alguna razón uno de mis perros se pone a ladrar seguido, me retiro para no molestar.
      Pero de ahí que me diga semejante sandez como el que no se puedan bañar, por ahí no paso, porque yo tengo que bañarme en el mismo agua donde usted y todos han echo sus pises. Nadie tiene por costumbre ir a hacerse un pis al servicio cuando esta en la playa, y menos en playas como las que cita que no ha baños, así que hablemos con propiedad.
      Los perros, poseeen tantos microbios en su cuerpo como los que puede tener usted o yo, y una cosa es que no le gusten y se le acerquen y otra muy diferente que compartan agua de mar que va y viene. Estaría de acuerdo con usted si se tratara de una piscina, pero cuando se trata de una playa, me parece inaudito que alguien con aparente cultura, diga algo semejante.
      Por otra parte SI EXISTE ESE LUGAR, si le molestan los perros, los niños, los fumadores, el que canta, el que pone la musica que no le gusta, el que juega a la pelotita, etc... Mejor vayase a pasar el período estibal al desierto, ahí tendrá asegurado un bronceado de lujo, una maravillosa arena, y el que nadie le moleste.
      Una norma para convivir es "vive y deja vivir"

      Un saludo Ana. La que piensa que todos tenemos cabida en este planeta, hasta los intransigentes como usted

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