
No sé si conocéis la Sierra del Courel, las montañas orientales de la provincia de Lugo entre Galicia y León. Es una de las joyas de Galicia que más quiero. Hace unos años iba con relativa frecuencia a disfrutar de su belleza y a recorrer a pie los caminos que llevan a las aldeas abandonadas. La mayoría son núcleos pequeños de casitas medio derruidas, impregnadas de vida y de tristeza. Creadas por las manos de sus dueños con piedra y pizarra, están rodeadas de árboles ancianos, de agua y de hierbas que perfuman y curan. Por el estado en el que se encuentran las casas, es fácil deducir que la gente las fue abandonando poco a poco, pero en una ocasión encontré una aldea que estaba intacta, incluso podían verse todavía en la escuela, pegados en las paredes, los dibujos de los niños. Pareciera que sus habitantes hubieran huido todos a un tiempo. No muy lejos de allí encontré un núcleo de seis o siete casas con el techo desplomado y un galpón donde envejecía un Renault Dauphine. Entre los cristales de sus ventanas rotas había unas cartas que la lluvia estaba empezando a deshacer. También había tres fotografías antiguas, una era de un grupo de personas, otra de una mujer junto a dos pequeños y la tercera de un cerdo inmenso que posaba con cierta expresión de solemnidad. No pude resistir la tentación de darles la vuelta.
Ahora esas aldeas se están vendiendo enteras. He visto en las últimas semanas varios reportajes sobre ello. Por 50.000 euros puedes adquirir una y es rara la semana en la que no se tramita alguna venta. El 90% de los compradores son extranjeros, muchos ingleses, también hay alemanes y noruegos. En una web se pueden encontrar en este momento treinta aldeas de las cuatro provincias gallegas. Me pareció que algunos de los reportajes que leí, sobre todos los publicados en ciertos medios, traslucían recelo ante este desembarco de gentes foráneas, pero a mí me parece positivo si reconstruyen las aldeas y les dan vida. Eso es lo que pide un alcalde que ofrece la aldea de A Barca a cero euros, solo han de comprometerse a rehabilitarlas y a habitarlas. A mí no me preocupa que en nuestras aldeas se hable inglés, o alemán chapurreado con gallego, o que el olor a ruda se mezcle con el del curry. Lo que a mí me preocupa es que nuestros jóvenes estén dejando nuestros pueblos y ciudades, y que no se vayan por ansia de conocer sino porque aquí nada se les ofrece, que tengan que emigrar. He leído que somos la comunidad de España que más jóvenes altamente cualificados exporta. En el último mes yo me he encontrado con tres exalumnos que se van, una de ellas es una joven enfermera que se traslada con su marido y su pequeño a Bremen. Ha encontrado trabajo en un hospital. Otro se va sin contrato a probar suerte, acabó ingeniería. El tercero es un joven muy inteligente y emprendedor; acaba de volver de Londres y se marcha con un contrato a Estados Unidos.
Hace un rato estaba corrigiendo los exámenes de la segunda evaluación; las redacciones de mis alumnos de 4º ESO me han dejado de piedra. Tenían que escribir a modo de carta sobre sí mismos y sobre cómo veían su futuro. Absolutamente todos se expresaban en los mismos términos. He elegido una de entre tantas. Os la traduzco.
Mi nombre es.... y soy estudiante en Vigo, España. Me gusta escuchar música. Paso mucho tiempo con mi mejor amiga, ... y con otras amigas. En el verano, lo que más me gusta es ir a la playa.
Pienso que el mundo es un poco malo porque hay mucha gente sin empleo, lo que me pone muy enfadada porque muchos políticos se quedan el dinero y no hacen muchas cosas que son necesarias para la gente. ¿Mi futuro? el desempleo a veces me preocupa porque cuando ando por la calle veo a mucha gente pidiendo dinero. Yo me veo dentro de unos años en otro país, trabajando allí.
Esto es lo que piensan mis alumnos, en todos los casos decían: los políticos son corruptos, la gente no les importa, aquí no hay futuro. Las redacciones de mis alumnos son un buen termómetro para saber cómo piensan los jóvenes. Los de ahora saben que, a pesar de la fanfarria oficial, en las calles, los bajos comerciales se van quedando vacíos. Galicia ha perdido en poco tiempo empresas emblemáticas, Azcar, Audasa, las cajas de ahorros, grandes conserveras, astilleros, y ahora, tal vez, Pescanova. Si a los problemas que tenemos les añadimos nuestra situación demográfica y geográfica, lo último que nos podemos permitir es cerrar puertas, crear barreras, entre ellas las lingüísticas, porque sin duda se lo estaremos poniendo más difícil a quienes se quieran establecer o a aquellos que quieran regresar. Hace un par de años la delegación de una empresa que se iba a establecer en Galicia se fue para Valladolid porque sus directivos tenían hijos en edad escolar y no querían tener problemas con el idioma. Desde GB tenemos constancia de que son numerosos los españoles que han rechazado traslados a Galicia por la traba lingüística. Otros no volverán. Estos chicos que se van a otros países probablemente se enamoren y tengan hijos ¿Estarán dispuestos a volver en estas condiciones? Cuando se instaló en Vigo la Agencia Europea de Pesca, los directivos europeos exigieron garantías de que sus hijos podrían estudiar en inglés y en español y la Xunta tuvo que crear una línea de Bachillerato Internacional en un instituto. En ese caso sí cedieron.
Antes os decía que no había podido resistir la tentación de darles la vuelta a las viejas fotografías color sepia que había encontrado bajo la lluvia en aquella aldea. La lejanía de la fecha me animó a leer la primera carta, la que envolvía las fotografías. Entonces supe que la mujer de la imagen le escribía a su marido emigrante en Suiza. Era una carta tierna en la que le decía que lo añoraba y le hablaba de lo más importante para los dos, algo que un fotógrafo que se acercaba una vez al año a la aldea plasmaba para que él lo pudiera comprobar en imágenes. Todos estaban bien y el cerdo de la temporada engordando. Cogí las cartas y las fotos y las baje al pueblo mas cercano, donde estaba alojada aquellos días. Después de indagar di con alguien que los conocía y que se comprometió a guardarlas por si algún descendiente algún día volvía y quería saber más sobre sus antepasados. Espero que haya cumplido su palabra. Al leer las redacciones de mis alumnos que acordé de aquellas cartas. La población de Galicia envejece, la industria desaparece, las cartas del emigrante volvieron con él en su maleta, pero estos jóvenes muy probablemente no volverán, "soy de donde me valoren" me dijo el alumno que partía hacia Estados Unidos. Una pena, tal vez para ellos sea lo mejor, no lo sé, pero a mí me apena que tengamos que prescindir de personas jóvenes formadas y con el suficiente empuje como para dar el paso de marcharse.
Un abrazo a todos y feliz semana. Os dejo un enlace para que podáis ver la belleza del Courel y otro a la web en la que se ofrecen las aldeas en venta, por si alguno de los muchos que visitáis este blog desde otros países os animáis. Por mi parte seréis bienvenidos.
Imágenes de la Sierra del Courel
aldeasabandonadas.com