Mañana me voy de vacaciones. Serán solo cuatro días pero tengo intención de aprovecharlos, estrujarlos y saborearlos hasta el último segundo. Ya sé que no se deben anunciar las ausencias por aquello de los cacos, pero en mi caso, a los “cacos” que más me preocupan les intereso más yo que mis escasos bienes así que les diré:  podéis descansar unos días meus queridos.

Sé que no podré evitar la tentación de entrar un par de veces al día en el correo de GB para ponerme al día con los mensajes. De todos modos nuestro correo, la cocina de GB, estará bien atendida por el resto del equipo. A pesar de las fechas estos días están  llegando quejas, consultas y apoyos como siempre, y también alguna incorporación muy interesante, sobre todo por ser de personas que viven en pequeños lugares donde teníamos menos socios y colaboradores. Crece, pues, la familia de Galicia Bilingüe y también sus canales  de información; en más de un partido les gustaría tener el hilo directo con la ciudadanía que tenemos nosotros y,  estamos notando algo con lo que no contábamos:  nos hacen llegar algunas confidencias  que ni siquiera están relacionadas con el problema lingüístico, yo creo que cada vez la gente confía menos en los políticos al uso y ven en nosotros a personas en quienes sí se puede confíar. En muchos casos preferimos que no nos den muchos datos para no tener que enfrentarnos  al dilema de ser sabedores de “irregularidades” de personajes públicos  relevantes  que, como buenos ciudadanos, deberíamos hacer públicas, tal vez algún día ampliemos el ámbito de trabajo, quien sabe. Pero lo que más llegan son historias de discriminación por razón de lengua, historias cuyos protagonistas tienen razones de peso para no hacerlas públicas. Algunos nos dicen que se sienten mal por no atreverse a sacarlas a la luz. No deben preocuparse, a nosotros nos sirven como aliciente para seguir adelante. Os dejo, hay que preparar la maleta, espero volver con más energía de cuerpo, el espíritu lo alimento con facilidad, soy fácil de contentar. Si vosotros también podéis hacer una escapadita aunque sea pequeña: Bon voyage. 

Sábado 23

Aunque la tierra de uno sea la más querida, viene bien un cambio de paisaje de vez en cuando: nuevos olores, sabores y acentos. Extremadura está preciosa en primavera, la jara y el espliego jalonan los caminos y las amapolas comienzan a florecer al cobijo de las encinas.

Hemos visto, cigüeñas, halcones y desde el castillo de Monsaraz contemplamos el espectáculo singular del inmenso pantano de Alqueva fertilizando la región fronteriza gracias a las aguas del Guadiana.

El paisaje urbano también resultó refrescante. Cambiamos algunas pintadas sombrías que entristecen nuestro barrio por otras más simpáticas

Y en Badajoz comprobamos que hay quien no concoce a Bieito Lobeira y todavía no sabe que es un "etnocida" por nombrar su negocio con  un topónimo en español

Pero la mayor parte del tiempo no pensé en estas cosas, sobre todo en el campo, aunque a veces surgía en mi cabeza alguna asociación de ideas: al ver esta imagen no pude evitar acordarme del Correlingua

Pero enseguida la belleza de lo que me rodeaba me devolvía al verdero objetivo del viaje: rodearme de paz y belleza.

Mañana: a casa.