Siempre hemos procurado estar donde se nos ha dado la oportunidad de exponer nuestras propuestas. Galicia Bilingüe ha sido invitada a debates y entrevistas en una gama muy amplia del espectro ideológico, y allí siempre hemos acudido otros portavoces de la asociación y yo. Esta semana me entrevistaron en Galicia Confidencial, el medio nacionalista con más lectores. Ya comenté alguna vez en el blog que, a pesar de la distancia ideológica que nos separa, es un medio que tengo en cuenta a la hora de informarme porque no son dados a manipular y son bastante serios a la hora de recoger opiniones y declaraciones. Algunos de los que leísteis la entrevista cuando se publicó el viernes, me habéis enviado mensajes, alucinados por los comentarios publicados. Tened en cuenta que desde el mundillo nacionalista siempre han hecho todo lo posible para que no pudiéramos hablar e informar sobre nuestra labor y lo que proponemos, mis declaraciones les molestan porque además ponen en evidencia que lo que les cuentan sobre nosotros a los suyos no es cierto, que los están engañando. La explicación es my sencilla: lo que decimos gusta.
También me habéis comentado que a algunos que no os publicaban comentarios con argumentos expuestos de forma serena. Habéis de tener en cuenta que a los periodistas de Galicia Confidencial les ha caído la del pulpo por esta entrevista, precisamente por el miedo que tienen en algunos sectores a que podamos hablar. Aún así, vale la pena; es un medio que lee mucha gente, también tienen lectores no nacionalistas, y estoy segura de que a la mayoría de personas que los leen les habrán desagradado esos comentarios. La verdad es que parece como si hubieran seleccionado lo peor de Galicia y lo hubieran puesto ante un ordenador a comentar. Sobra decir que ni bebo, ni fui abandonada por un novio del BNG, ni escondo la realidad para apoyar envenenamientos masivos. Es alucinante, pero una muestra de que la entrevista no estaba nada mal. A mi me ha gustado, así que a ellos, evidentemente, no.
Por último, antes de poner el enlace, quería comentaros que estas personas que se desahogan de la única manera que saben, hacen el trabajo sucio a los peces gordos del lobby de la lengua. Editores y otros vividores de la anormalización del gallego siempre han mostrado el miedo que nos tienen cuando les han propuesto que debatieran con nosotros. La última vez sucedió hace unos meses, cuando me llamaron desde una tele gallega y me propusieron que debatirá con uno de los perejiles del asunto, un miembro de la RAG. Les dije que por mi parte no había problema pero que dudaba mucho que él aceptara. El periodista no me creía, decía que era una persona muy segura de sí misma y que estaría encantado de contraponer sus ideas a las mías. Aún está esperando el pobre a que acepte el reto.
Bueno amigos, no podré publicar comentarios, porque ando por ahí, de vacaciones. Me lo estoy pasando muy bien. Ya os contaré. Un abrazo, que seáis felices.
Entrevista en Galicia Confidencial
Elegía de las vacaciones.
ResponderEliminarSi alguien piensa que habría que acabar con estos períodos de asueto, está abocado al fracaso. No hay gobierno que se atreva con estos puentes infernales, que en pleno Estado del Bienestar llevan a millones de personas en peregrinación en busca de restaurantes, pub, discotecas, furanchos, chiringuitos y demás lugares santos. Y es que esta Semana Santa promete. La dulce mezcolanza entre lo sagrado y lo profano permitirá a algunos relajarse, disfrutar de hermosas vistas, recrearse en románticos atardeceres de ensueño, relajarse en un paseo en barco por un estanque dorado (sin Jane Fonda), degustar la cocina vernácula, zambullirse en aguas cristalinas y a la mayoría de los mortales sufrir el sobrecoste hotelero, el overbooking en el chiringuito, las caravanas en carretera y como te descuides te sacan del avión a rastras (siempre he dicho que los de United Airlines no tienen vergüenza). Conclusión, odio las vacaciones. Sobre todo, las de los demás.
Tampoco es cosa de que la gente pierda la sana costumbre de ir en busca de un paraíso donde liberar el stress acumulado tras meses de duro batallar laboral. El problema es alguno acaba en Sangenjo y vuelve a su lugar de trabajo más nervioso de lo que ha salido. Son los problemas de colarse en casa de un cuñado que ha tenido la suerte de ir a disfrutar de unos días de auténtica paz y tranquilidad a los fiordos noruegos. ¡Eso son vacaciones!
Muchos pagaríamos por unas jornadas llenas de silencio, alejados del mundanal ruido, alejados de los niños, alejados de la suegra, incluso hasta pagaríamos por estar alejados de la propia. Pero ni en Semana Santa es posible alcanzar la dicha plena.
La dicha plena para variar, la alcanza el colectivo de funcionarios - con la honorable excepción de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado - que acuden raudos y veloces a unas inmerecidas vacaciones primaverales, preludio de otras veraniegas, todavía más inmerecidas.
Del colectivo de la enseñanza, mejor ni hablar.
Puedo entender que la parte de la población que practica los rituales católicos espere con ansiedad la llegada de la Semana Santa para dar rienda suelta a la frenética tarea de seguir su paso favorito. Tenemos imagineros de primera, Gregorio Fernández, Juan de Juni, Alonso Berruguete (por desgracia todos muertos) y políticos de regional (por desgracia todos vivos).
Lo mejor de las vacaciones es que tienes tiempo para pensar, para reflexionar sobre la vida, sobre todo lo que has hecho y lo mucho que te queda por hacer. Puedes llegar a pensar que todos esos proyectos utópicos que llevas años acariciando pronto se harán realidad. Que aunque ya hayas superado el medio siglo, otro medio te quedará por vivir en plenitud económica, creativa y sexual. Lástima que no tienes mucho tiempo para pensar y suerte que las vacaciones se terminan pronto, que sino acabarías haciéndote el harakiri.
Puedo entender que la parte de la población agnóstica esté esperando la llegada de la Semana Santa para lanzarse en tropel a las carreteras. Mucha gente estará deseando el encuentro con la familia, las comidas de fraternidad, las puyitas del porculero hermano de su mujer. Y es que si no lo digo reviento, pero el día en que se despenalice asesinar al cuñado ¡se va a enterar más de uno!
Pero lo que no entiendo, lo que no puedo entender, es que a los imperturbables currantes de este país, a los que nos dejamos la piel (y algunos hasta el hígado) en nuestro sufrido empeño laboral, llegue alguien (y no quiero señalar) y se permita el lujo de decir que se lo está pasando “Guay del Paraguay” y que promete restregárnoslo oportunamente. Como muestra valga un botón: “Bueno amigos, no podré publicar comentarios, porque ando por ahí, de vacaciones. Me lo estoy pasando muy bien. Ya os contaré. Un abrazo, que seáis felices”.
¡Qué no!, que no lo entiendo. No me extraña que ande el personal soliviantado, aunque yo ya estoy curado de espanto y mi único consuelo es pensar que para ésos que lo están pasando tan bien, incluso para ésos, las vacaciones también se acaban. ¡Jur, jur, jur!