La próxima semana se realizarán las pruebas de reválida en Educación Primaria. Tal vez sean las últimas porque el futuro de la LOMCE es incierto. La Xunta acaba de publicar en el DOG la orden que regulará esta prueba y, allí, en medio de las grises disposiciones aparece una nota de color, un elemento que casi podríamos calificar como exótico: los padres podrán elegir la lengua de las pruebas en las asignaturas no lingüísticas. Aunque el idioma de esos exámenes ya está establecido: español para la prueba de Matemáticas, y gallego para el resto, los niños cuyos padres así lo soliciten, podrán realizar esas pruebas en gallego o español.
Una vez superada la sorpresa inicial, vuelves a leer el DOG y te das cuenta de que esa supuesta libertad para elegir tiene trampa, porque los niños no van a disponer de exámenes en ambos idiomas, sino que habrá que salvar un trámite previo, sus padres habrán de solicitarlo con antelación, es decir, deberán estar informados sobre esta "novedad" y conocer los trámites a seguir. El jueves, en Inspección Educativa no había nada previsto, incluso un responsable de este departamento se mostró cauto, casi diría que temeroso al hablar, y lo hacía en un susurro, como con miedo a proporcionar información, tal parecía un censor del franquismo al que le estuviera pidiendo un cartel de "La Dama de Trinidad" con la imagen original de Rita Hayworth mostrando sus pecaminosos hombros desnudos. Al final llegué a la conclusión de que no van a informar sobre este derecho, que los padres que se enteren tendrán que redactar un escrito y llevarlo al colegio de sus hijos, es decir, tendrán, además, que significarse. Vale. No se niega ese derecho, pero se dificulta su ejercicio. La marca de la casa.
Como siempre, el PP avergonzándose de dar muestras de normalidad. Así nos va, así hemos llegado a donde hemos llegado en Cataluña, y aquí, y en Baleares, y en Valencia. Los nacionalistas nunca retroceden, ni siquiera en las cuestiones que pudieran parecer más intrascendentes, y venden y promocionan incluso las mayores cafradas, las mayores astracanadas como si de algo sensato se tratara.
Mirad la foto de esta entrada. Es de una señal de la AP-9 indicando la salida para la Isla de La Toja. El topónimo en español, el de siempre en este idioma, el que conocen los turistas, el de los jabones, el del hotel de toda la vida, el que siempre hemos usado al hablar español, aparece en la misma señal que el nombre en gallego. Esta señal también podríamos considerarla una excepción, algo exótico en una C.A donde los nombres en español han sido aniquilados, no vaya ser que alguien piense que Galicia también es España, y que había una asentada tradición de nombrar a los lugares más emblemáticos en la lengua de toda España, y que ahora resulta ser la materna de la mitad de los gallegos.
Aunque parezca increíble, esta señal ha dado lugar a la presentación de una proposición no de ley en el Parlamento de Galicia. El BNG insta a la Xunta a dirigirse al Ministerio de Fomento y a la concesionaria de la autopista para que la "eliminen de manera inmediata" (sic). Podéis ver la noticia aquí.
Ya veis, mientras el PP baila la yenka, los nacionalistas se dirigen con determinación hacia su objetivo y no se avergüenzan de defender lo que defienden. Tampoco tienen reparo en posicionarse junto a los personajes más deplorables. El PP nunca ha mostrado una actitud enérgica para condenar esas"dangerous liaisons". Esta semana, una organización recientemente ilegalizada por la Audiencia Nacional a causa de su imbricación con el terrorismo gallego, mostró públicamente la lista de apoyos con los que cuenta, os lo muestro aquí. Como podéis ver, entre el elenco de asociaciones pseudo-culturales y ecologistas aparecen el BNG, Anova y Podemos. Es decir, las Mareas que optarán a gobernar la Xunta dentro de poco. Y el PP bailando la yenka.