miércoles, 15 de febrero de 2017

El antroponimicidio



De los creadores de la "deturpación" llega el "antroponimicidio". ¿Alguno de mis lectores no sabe lo que es la "deturpación"? Consiste en usar un topónimo en español cuando hablas en español en Galicia. Si os parece que es cosa de locos, esperad a ver lo que han inventado ahora. El 15 de febrero de 2017 se recordará por la presentación en sociedad del término que designa una afrenta lingüística: el antroponimicidio, que traerá consigo la figura del antroponimicida, imagino. No sabemos cómo se castigará, o si habrá multa como en Cataluña se les impone a los que no rotulan en catalán. 

Hoy la RAG ha presentado el diccionario de apellidos en gallego con el que quieren erradicar de Galicia los apellidos que han sido "castellanizados". O sea que si conocéis a alguien que sea gallego y tenga apellido con jota, por ejemplo, que se vaya preparando porque le va a caer la del pulpo.

La elaboración del diccionario este de Os apelidos en galego, como podéis imaginar, nos ha costado un congo. Desde hace años aparece con frecuencia entre el dinero que la Xunta asigna a la RAG, una partida para trabajos en el campo de la onomástica. Para esto era. A partir de ahora, para no quedarse sin esa parte del pastel, podrían ir limpiando los apellidos de la influencia del latín, seguir yendo hacia atrás y a base de involucionar llegar a los primigenios apellidos que se usaban en este pedacito del planeta Tierra cuando aún ni se llamaba nada parecido a Galicia. Claro que el diccionario resultante sería muy delgadito. 

Voy a dejaros aquí el enlace a la noticia de la presentación de este diccionario por si no me creéis, por si pensáis que es una broma, sobre todo al leer esta frase que ha pronunciado en la presentación del diccionario el presidente de la RAG, Alonso Montero, hombre bueno y docto que, deduzco, ha sufrido algún tipo de dañina abducción de tanto estar rodeado de esas compañías. No me digáis que la frase no es para enmarcar:

                    "Ya no habrá ninguna razón para cometer más antroponimicidios"

Ya lo sabéis los que andáis por ahí con apellidos "castellanizados"; se os acabaron las disculpas, ¡ojito!. Nada más, amigos. Sólo era eso. Es que lo tenía que compartir. No publicaré comentarios, ¡qué me vais a decir! sólo conseguiríais deprimirme. ¡Y pensar que al fin y al cabo son colegas!. Cuando yo estudié Filología prestábamos atención a la evolución del idioma. Será que los de gallego-portugués eso se lo saltan. Yo qué sé, esa rama es tan rara...si no fuera porque he tenido y tengo compañeras de galego en el insti que son majas y buenas profesionales, pensaría que en Filoloxía les chuflan algo por el aire acondicionado.

Os dejo esta foto de una campaña de hace unos años. Es de la Universidad de Vigo. Uno de sus creadores es Lorenzo, al que Feijoo encargó que arreglara el problema lingüístico cuando llegó a la Xunta en 2009. No es de extrañar que estemos como estamos. A Banda dos Castrapeiros; campaña para animar a la gente a "galleguizar" su nombre y no ser un españolazo como los de la imagen. Ahora les ha dado por los apellidos. A saber qué campaña se les ocurre para esto de ahora. De entrada han publicado el diccionario en formato digital, donde encontraréis una cuantas lecciones de filología al estilo suyo, un buen rapapolvo dirigido a los herejes, y una lista de apellidos "normalizados". Además hay edición en papel, que de este tipo de iniciativas de la Xunta es raro que no haya un editor del chiringuito lingüístico que saque tajada.

Aquí podéis descargar el engendriño




1 comentario:

  1. Que tranquila vida la de los gallegos si no fuera por esta plaga de nacionalismos varios y localismo único que nos invade.

    ¿Qué sería de los nacionalistas de no tener un “idioma propio” para buscar lo que nos separa obviando los múltiples ideales que nos unen? Si esta iniciativa del antroponimicidio fuera a propuesta de ese grupo cavernario que se hace llamar Marea, o de los tarambanas del Adoquín, o incluso de los tontos útiles del Ps de G., pues podría tener, es un decir, cierto sentido. Pero no, se hace con apoyo del gobierno del PP, estos nacionalistas sobrevenidos, estos españoles apocados, estos desertores de una idea de España como patria común e indivisible de los españoles; un PP al que muchos gallegos votaron para acabar con esa peste que en el siglo XX provocó dos guerras mundiales y que en pleno siglo XXI, y en plena vorágine del nacional - populismo ya está desencadenando serios dolores de cabeza en todos los españoles de bien. Lo de buscar apellidos galaicos “pata negra” suena a lo mismo, buscar sendas, caminos, atajos para separarnos de los odiados mesetarios. Como no hay nada que nos diferencie de un extremeño, de un murciano, o de un onubense escarbamos en las cuevas más profundas para ver si conseguimos rascar algo que nos diferencie del puñetero castellano. En este caso es el idioma. No deja de ser una excusa, si compartiéramos el mismo idioma tratarían de cambiar la grafía como sucede en la antigua república yugoslava donde el idioma serbo croata, unos (los croatas) lo escriben en alfabeto latino y otros (los serbios) en cirílico. No se mataron por la escritura, pero que no quepa la menor duda que si tuvieran que haberse matado por el idioma también lo hubieran hecho.
    El último disparate del separatismo patrio lo protagoniza un renqueante partido socialista obrero, que con su franquicia catalana al frente e incapaz de sumarse con armas y bagajes al separatismo más atolondrado, ha vuelto a dar en el clavo con otra estupidez de marca mayor, el D.N.I. bilingüe. El sentimiento de superioridad que caracteriza a los nacionalistas no deja de ser una enfermedad, una anomalía que trata de impregnar a toda una sociedad, diciéndole que lo que nos diferencia está por encima de lo que nos une. Si tenemos un idioma para entendernos, un idioma que nos sirve para comunicarnos en medio mundo, ¿qué sentido tiene resaltar lo singular en un mar de pluralidad? La única intención del D.N.I. bilingüe sería exacerbar las diferencias entre los ciudadanos de la nación más antigua de Europa. Lógicamente las comunidades con dos lenguas oficiales serían las que podrían usarlo, dejando al resto en inferioridad, demostrando la superioridad de las mal llamadas comunidades históricas sobre el resto. Y de ahí a la independencia media un paso. Y con el gobierno que tenemos prácticamente ninguno.
    Parece que nuestro Alberto pretende dejarle a su hijo una sociedad fracturada, donde el gallego otorgue un plus de superioridad, donde el idioma haga ciudadanos de primera y de segunda, donde las tiendas de los castellanohablantes sean marginadas, y degenerando degenerando, donde los castellano hablantes se tengan que concentrar en ghettos, donde carezcan de derechos, donde se les obligue a llevar una “C” que los identifique como castellanohablantes y donde se promulguen leyes que promuevan la discriminación. El día menos pensado surgirá un visionario que pregone que el gallego que no habla en la lengua de su tierra ni sabe lo que tiene como propio ni se merece vivir en la nación de Breogán. Don Victoriano me perdone.
    El mal llamado “idioma propio” otorga al que lo usa un aura de impunidad, un respeto reverencial, sabes que cualquier barbaridad que digas, como la digas en gallego, contará con la complacencia y el beneplácito de tu auditorio. Y más si lo componen especímenes tan pusilánimes como nuestro entrañable Alberto. Ahora ya sabemos a qué dedicará el señor Feijóo los pocos ratos libres que le dejen sus múltiples ocupaciones que van desde quitar derechos a los gallegos a colmar de privilegios a los compostelanos: cambiar pañales.

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