jueves, 18 de agosto de 2011

Se sincero que algo queda




Hace un tiempo viví durante unos años en el campo, en un sitio precioso que merecía el trayecto diario de ida y vuelta del trabajo en el instituto. Estaba rodeado de bosques, algunos muy bellos de roble, madroño y laurel, llenos de vida, otros más estériles para los animalillos y los amantes de la belleza, pero útiles para una parroquia que obtiene unos nada despreciables beneficios de la venta de la madera. Decidí anotarme en la Comunidad de montes para ayudar; me pareció una buena manera de pagar un tributo por poder disfrutar de aquella belleza a diario. Lo dejé pocos meses después. Es una lástima que el largo brazo de los partidos políticos suela llegar hasta el último lugar en donde haya ciudadanos que se organizan en un colectivo del tipo que sea. Enseguida me di cuenta de que lo menos importante eran los bosques y el beneficio para la comunidad, bastaba con que alguien de un partido propusiera algo, para que el de otro partido se opusiera. Recuerdo una ocasión en la que un miembro de la directiva, que figuraba en las listas de un partido, se empeñó en avisar a la Guardia Civil para paralizar una obra del Ayuntamiento. En mi ingenuidad propuse que se llamara antes al Ayuntamiento para proponerles un arreglo “por las buenas”, porque, al parecer, el alcalde ni siquiera sabía lo que estaba pasando; pero como el gobierno era de otro partido, mi idea cayó en saco roto. Lo mismo sucedió cuando les trasladé la petición de unos vecinos que solicitaban que se instalaran unas mesas de piedra junto a sus casas para que pudieran reunirse y jugar a las cartas. Al parecer, ese era un barrio con votantes de otro signo. En fin, una pena. Me han dicho que en este momento la directiva está menos politizada, espero que así sea.

Por desgracia, ese microcosmos de un colectivo pequeño de una pequeña parroquia de Galicia es un reflejo de lo que sucede en los grandes parlamentos de nuestro País.  En GB nos regimos por un código diferente porque lo único que nos mueve es lograr una política lingüística democrática y también por una cuestión de honestidad. La semana pasada, Eva Liberal en Ferrol y Marisol Santos en La Coruña les trasladaron a los responsables de sus gobiernos municipales la propuesta de bilingüismo de GB y la respuesta fue en principio positiva y, como lo fue, así lo manifestamos públicamente. Lo hicimos a pesar de que el partido al que pertenecen esos gobiernos es del mismo signo que el de la Xunta, a cuyo máximo responsable criticamos con contundencia por sus incumplimientos y su inacción ante graves vulneraciones de derechos lingüísticos y de adoctrinamiento en la enseñanza. Tal vez esta línea de sinceridad es la que nos ha granjeado la facilidad con la que nos permite la prensa aclarar cualquier malentendido que pueda surgir en el desarrollo de nuestra actividad.

Los que nos seguís, ya conocéis a Begoña Folgar, la representante de GB en La Coruña que se encarga de lo relacionado con la libertad de elección de lengua en la Educación, y que está viviendo las consecuencias de la imposición  lingüísitica muy directamente porque le está afectando sobre todo a su hijo pequeño. Marisol Santos es quien lleva en La Coruña las cuestiones que tienen que ver con la vulneración de derechos lingüísticos en la Administración. Fue ella quien se reunió con el concejal. Hablé con ella tras la reunión y me explicó lo que le había pasado justo antes de entrar al despacho para mantener la entrevista; después tuvimos un día muy movido. Al día siguiente le envió una carta aclaratoria a la prensa sobre lo sucedido. Todos los medios que la recibieron la han publicado: El País, ABC, La Voz de Galicia, La Opinión, La Región y algunos más. Os pongo el enlace a uno de estos medios para que la podáis leer. Incidentes de este tipo, afortunadamente hemos tenido muy pocos por parte de la prensa seria. Recuerdo que durante una entrevista en una emisora, la periodista me preguntó si era negativo que los niños más pequeños no estudiaran en lengua materna. Le hablé de las recomendaciones de la UNESCO en ese sentido y de lo complicado que le resultaba a un niño aprender a leer en una lengua diferente de la suya al no coincidir el significante y el significado. El titular que leí en la prensa me dejó, como suele decirse, “ojiplática”:
"Gloria Lago afirma que estudiar gallego causa graves trastornos psicológicos a los niños” Palabra de honor que ese fue el titular. Respondí con un artículo que también os pongo aquí por si os apetece leerlo. Feliz fin de verano a todos.



2 comentarios:

  1. Bueno, pero, Galicia Bilingüe está de acordo ou non coa idea fundamental defendida pola concelleira da Coruña? Consideran vostedes que hai "actividades demasiado gallegas" debido aos seus contidos? Cal debería ser a política cultural dun concello galego?

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  2. Me preocupa que muchos de los que hacen preguntas como esta sean profesores, ya que en comentarios en periodicos digitales dicen que se dedican a la enseñanza. Es muy raro que opinen sobre estas cosas y que no se enteren de nada¿es que no saben leer? ¿es que no entienden lo que se dice? Cualquiera que sepa lo que pide Galicia Bilingüe sabe quiere una cultura en los dos idiomas, lo que no es normal es que lsa fiestas de las ciudades gallegas tengan todos los carteles solo en gallego, no se si saben que la Xunta solo subvenciona a los jóvenes que hacen cultura en gallego, eso es una injusticia.

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